En esta entrada de nuestro blog, queremos articular dos
conceptos que tratamos en clase y que ya recogía Jane Jacobs en “Muerte y vida
de las grandes ciudades” como son las aceras y las urbanizaciones. Ambas dicen
mucho de la sociabilidad y relaciones de un pueblo o una ciudad.
Jane Jacobs decía que las aceras tenían que ser anchas
para que en ellas se pudieran dar relaciones sociales, no que solo fueran meros
lugares de tránsito. En estas, debían de tener un papel importante los niños: si hacemos aceras estrechas los expulsamos de las calles o los ponemos en
peligro acercándoles a los coches.
En las aceras también debe haber un gran tejido
comercial. Así, este evita la inseguridad en el barrio. Si carecemos de vida en
las aceras, tenemos que ampliar nuestra vida privada o resignarnos a la falta
de contacto. Ambos sucesos tienen resultados indeseables: la desaparición de la estructura social, las tareas públicas se quedan sin hacer,
aparece la sospecha y el miedo, etc.
Sin embargo, lo que abunda cada vez más son las urbanizaciones,
donde las calles son impersonales y no hay lugar a las relaciones sociales, la
gente es anónima y se crea la inseguridad.
A continuación os presentamos el vídeo en el que podemos observar
la estrechez de las aceras del pueblo de Fuensalida, donde empiezan a
proliferar algunas urbanizaciones cercanas al pueblo.
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